viernes, 30 de julio de 2010

Soledad Matemática


Fotografía: Misha Gordin

“Los números primos sólo son exactamente divisibles por 1 y por sí mismos. Ocupan su sitio en la infinita serie de los números naturales y están, como todos los demás, emparedados entre otros dos números, aunque ellos más separados entre sí. Son números solitarios, sospechosos, y por eso encantaban a Mattia, que unas veces pensaba que en esa serie figuraban por error, como perlas ensartadas en un collar, y otras veces que también ellos querrían ser como los demás, números normales y corrientes, y que por alguna razón no podían. Esto último lo pensaba sobre todo por la noche, en ese estado previo al sueño en que la mente produce mil imágenes caóticas y es demasiado débil para engañarse a sí misma.

En primer curso de la universidad había estudiado ciertos números primos más especiales que el resto, y a los que los matemáticos llaman primos gemelos: son parejas de primos sucesivos, o mejor, casi sucesivos, ya que entre ellos siempre hay un número par que les impide ir realmente unidos, como el 11 y el 13, el 17 y el 19, el 41 y el 43. Si se tiene paciencia y se sigue contando, se descubre que dichas parejas aparecen cada vez con menos frecuencia. Lo que encontramos son números primos aislados, como perdidos en ese espacio silenciosos y rítmico hecho de cifras, y uno tiene la angustiosa sensación de que la parejas halladas anteriormente no son sino hechos fortuitos, y que el verdadero destino de los números primos es quedarse solos. Pero cuando, ya cansados de contar, nos disponemos a dejarlo, topamos de pronto con otros dos gemelos estrechamente unidos. Es convencimiento general entre los matemáticos que, por muy atrás que quede la última pareja, siempre acabará apareciendo otra, aunque hasta ese momento nadie pueda predecir donde.

Mattia pensaba que él y Alice eran eso, dos primos gemelos solos y perdidos, próximos pero nunca juntos. A ella no se lo había dicho. Cuando se imaginaba confiándole cosas así, la fina capa de sudor que cubría sus manos se evaporaba y durante los siguientes diez minutos era incapaz de tocar nada…”

Fragmento del libro: "La soledad de los números primos"
Autor: Paolo Giordano

5 comentarios:

Unknown dijo...

Pues que quieres que te diga, no me extraña que estén solos. Me he leído el texto tres veces y me va a explotar la cabeza.
Complicado como las relaciones personales. Aunque algunos somos raices cuadradas de las chungas.
¿Te vas de vacaciones? ¿A tu tierra?
Un saludo.

rossae dijo...

Jajaja... te puedo asegurar que el libro es de lo mejorcito que he leído ultimamente. No te quedes con este fragmento, de hecho estoy segura de que te gustaría... intuición bloguera ;)

Sí, me voy ya mismo, en agosto. Ya toca ver a la familia!

Y tú, planes de verano?

Un abrazo, querido Dante.

Unknown dijo...

Pues sí, currar y currar. Porque este que te escribe hizo la primera quincena de su mes correspondiente en mayo. Y ya parece que haya pasado un año.
Que te diviertas, se te echara de menos.

Unknown dijo...

Y me fiare de tu intuición.

Un abrazo.

rossae dijo...

En Mayo? Normal que lo veas lejano porque para mi Junio pertenece ya al siglo pasado!

Gracias por tus deseos. Eso espero...

Nos vemos!

Abrazo